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jueves, 20 de diciembre de 2018

FELIZ NOCHEBUENA Y NAVIDAD.



























La vida es un fragmento de tiempo, un bonito recuerdo que forjamos día a día. 
Si quieres prosperidad, siembra trabajo.
Cerremos los ojos y pensemos en todo lo que nos hizo sonreír y ser felices en este año que dejamos.
Que en el 2019 se cumplan todos los deseos y que estén presentes todo el año el amor y la armonía.
La humildad, el sacrificio, el valor y la dedicación, son virtudes necesarias en la vida, pero la mayor virtud y la más valorada es el amor que brindas y recibes.
En esta Navidad anhelamos que no paremos de soñar, no dejemos de creer y no nos olvidemos de disfrutar.

domingo, 25 de noviembre de 2018

ENTREGA DEL ABANICO A LA DAMA DEL AÑO

El sábado 24 de noviembre en el Café Cultural Bien Bohemio la Casa de Tití Rossi las


  Damas de la Orden del Abanico se reunieron para la entrega del Abanico a la Dama del Año Sra. María Josefina Salazar,

La Gran Dama Sra. Silvia Aimery






dio la bienvenida y realizó un breve raconto de la actividad realizada por la Orden en este último año, paseos , funciones de teatro, la tradicional Lotería con la que festejamos nuestro cumpleaños, charlas, la función en la que se escucharon Cuatro Comedias Cortas de las que es autora nuestra Dama y aunque a ella no le agrada Fundadora Sra. Silvia N. Martínez.









La Gran Dama incorporó a una nueva Dama la Sra. Haydee Sandel, quien de regreso en nuestro país, se integra a nuestro grupo, recibió el abanico con sus iniciales de manos de  la Sra. Aimery, el pin y el diploma lo entregó la Dama María Rosa Cagnoni,











y las flores con las que siempre se recibe a la nueva Dama se las entregó la Dama Graciela Codesido.

                             
La nueva Dama agradeció con emocionadas palabras y se comprometió a acompañarnos en todo lo que realicemos.

A continuación la Dama Silvia Martínez 


presentó a la Dama del Año Sra. Josefina Salazar decana de los Historiadores, una joven de 96 años con una memoria prodigiosa, y una comunicadora  con una gracia y simpatía que encantó a todos los presentes.





La Dama Alicia Rodríguez le hizo entrega del abanico, la Dama María Laura Vila el diploma y el pin y la Dama Silvia Martínez las flores.








Para finalizar esta hermosa tarde recibimos al Hot Club de Boedo que nos recordó la música de jazz que nos acompañara, a la mayoría de las presentes, en nuestra juventud.


                                      
 En agradecimiento a su participación la Damas le obsequiaron libros y el diploma de Amigos de la Orden.

La Gran Dama inició el sorteo, con el número que les fuera entregado a llegar a las amigas que nos acompañaron, mientras se repartían las copas para el brindis final.




miércoles, 21 de noviembre de 2018

CUATRO COMEDIA CORTAS

Y con esta terminamos por ahora con la excelente pluma de Silvia N. Martínez, cerrando el acto continuamos con el relato pero de :

UN 31 DISTINTO



RELATORA:   Silvia MARTINEZ 
 YOLY: Silvia AYMERI
MARTA: Alicia RODRIGUEZ
CHOLO: Marisa PEÑA
WEDDING: Graciela CODESIDO
CLOTILDE: Maria Laura VILA
SUEGRA: Estela FAURE
CELESTE: María Rosa SPANO

RELATORA: ¿Se acuerdan de Yoly, la mamá de Celeste, esa nena que usaba vestiditos de broderie almidonados para parecerse a Andrea del Boca? Bueno, han pasado varios años y la nena creció, y creció tanto que se puso de novia y pese a la tenaz oposición de Yoly, se fue a vivir con el muchacho. Veamos cómo se lo cuenta Yoly a Marta, con quien se reencuentra después de un largo tiempo.

YOLY: Fue todo un drama, Marta… ¿Cómo se lo decía yo a los abuelos sin que alguno sufriera un patatús? Pero la solución fue más que simple: Celeste se apareció con Martín (el novio) en la fiesta de egresados de uno de los malvivientes (mis sobrinos, se acuerda), bueno y ahí se lo presentó a todos como SU PAREJA.

MARTA: ¡¡¡¿¿Y la familia qué dijo??!!!

YOLY: Al principio, fue una conmoción y murmullos entre la parentela, pero entonces el Cholo le comentó a los hermanos que la familia de Martín era dueña de una exitosa cadena de farmacias y listo, a partir de ahí fue todo sonrisas y halagos. Unos chusmas.

MARTA: Y ahora que se vienen las fiestas, ¿van a volver a casa de su suegra? Porque que yo sepa, después de aquél famoso 31 no fueron nunca más.

RELATORA: El comentario de Marta hizo sonar una campanilla de alarma en la cabeza de Yoly. Era muy probable que Martín compartiese con ellos la fiesta, y quizás hasta viniese con sus padres para una presentación formal. Había que organizar una comida que estuviese a la altura de las circunstancias. A su imaginación le crecieron unas alas más grandes que las de Arcángel Miguel….

YOLY: Marta, menos mal que hablé con usted… Seguro que Martín elegirá esa noche para traerle el anillo a Celeste y comprometerse delante de toda la familia. El Cholo hizo lo mismo hace muchos años cuando me regaló la “media medalla” para Navidad y todos lloraron y se rieron y brindamos con una sidra fresquita que había quedado olvidada en la bañera, medio tapada con las barras de hielo y una fuente con los restos de la mayonesa de atún de Nochebuena.  Me voy para casa a hablar con el Cholo.

RELATORA: Cuando el Cholo llegó a la casa, se encontró con Yoly esperándolo en la puerta, cruzada de brazos y con una mirada amenazante.

YOLY: Cholo, hay que contratar un catering para el 31.

CHOLO: ¿Un qué?

RELATORA: Pero ella ya no lo escuchaba, había corrido a la mesita del teléfono y hojeaba febrilmente las páginas amarillas de la guía telefónica. Anotó varias direcciones, pero pronto se dio cuenta de que le faltaba un dato esencial.

YOLY: Cholo, ¿Cuántos seremos? Ayudáme a contar. Tu mamá, tu hermanita con el marido (que espero no traerá un pan dulce sin fruta seca, como la última vez), el Hugo con la Tita; la Clotilde con el inútil y los dos malvivientes con las novias; mi mami y el santo de mi papi; mi hermanito y su inseparable amigo Rocco… Hay que contar también a Martín y Celeste, los padres de él y su hermana mayor… ¿Viste que vive en Alemania? Pero seguro que para el compromiso de los chicos viene con su familia, son como seis. Ah! Y vos y yo. A ver, Cholo, cuántos contaste?

CHOLO: Y, unos 27. Pero Yoly, acá no entran 27 personas sentadas y ni siquiera tenemos 27 sillas. Les podemos pedir a los vecinos algunos banquitos, pero no, igual no alcanzan, para el 31 todo el mundo tiene gente.

RELATORA: Volvió a tomar la guía y pronto aprendió que lo que ella quería hacer era un evento y que la mayoría de las empresas consultadas no organizaban eventos para el 31 de diciembre, o que 27 personas eran muy pocas para un catering, hasta que alguien le sugirió que para esos grupos chicos le convenía contratar un wedding planner. Acudió entonces a Elsita, la peluquera.

YOLY: Mi amor, me tenés que salvar, quiero organizar un evento y necesito un wedding planner. ¿Vos conocés alguno?

ELSITA: Por supuesto, pero, qué querés hacer? Para qué querés un wedding planner? ¡Ya sé! ¡Se casa la Celeste! ¡Me muero, contáme! Y la Clotilde que no me contó nada…

YOLY: No, no, pará, es para…para la hija de una amiga…

RELATORA: Le costó bastante a Yoly convencer a Elsita que Celeste no se casaba, pero al fin consiguió un teléfono de un auténtico wedding planner, que resultó ser una mujer. Alejandra. La contactó por teléfono y le explicó a grandes rasgos lo que necesitaba. 


 ALEJANDRA: Señora, lo que usted quiere es mejor realizarlo en un espacio más reducido que un salón de fiestas, yo le sugiero una quinta en Pilar, o en una isla del Tigre…

RELATORA : A Yoly la idea le pareció alucinante. El compromiso sería en el Tigre, con una carpa enorme armada sobre el césped, a orillas del río, llena de mesas y sillas forradas de raso, todo iluminado con esas velas enormes que largaban perfume a vainilla y que estaban tan de onda y seguro que también servían para espantar a los mosquitos.

YOLY: A la nena, ni una palabra. Te imaginás, Cholo, la cara de sorpresa cuando bajaran de la lancha y se encontraran con los invitados bailando a la luz de la luna… Dios, bailando. Necesitamos ya una orquesta, no vamos a llevar el pasa cassette… Benditas páginas amarillas, nunca pensé que iba a usarlas tanto.

RELATORA: Yoly corrió a buscar más papel para anotar direcciones y recién advirtió que el Cholo se había quedado dormido después de rezongar por lo que vendría de teléfono y ni siquiera entendía bien lo que su mujer quería hacer.

YOLY: La ropa. Necesito un vestido de noche. Largo, por supuesto y si es posible, todo bordado en piedras. Negro no, es muy fúnebre. Mejor verde, ¡o dorado!, nunca tuve un vestido dorado. Voy a parecer Araceli González, un poco más rellenita, pero puedo hacer dieta, total, faltan 15 días para el 31.

RELATORA: Recién ahí se dio cuenta de que no había tiempo para nada. Se levantó de un salto, sacudió al Cholo sin misericordia hasta que estuve bien despierto y entonces le preguntó, mirándolo fijo a los ojos para que no mintiera.

YOLY: ¿Cuánta plata hay en el inodoro?

CHOLO: ¿Qué decís? ¿ Cómo en el inodoro?

YOLY: Vamos Cholo, no me hagas perder tiempo. Hace rato que sé que guardas la plata en una bolsita de plástico dentro del depósito del agua, y si no la saqué fue porque me daba asco. Pero ahora estamos frente a una emergencia y me tenés que entregar hasta el último peso.

RELATORA: El Cholo trató de negarlo, pero al fin se rindió y entregó la bolsita.  Yoly la abrió, frunciendo la nariz, pero al ver el grosor del rollito que formaban los billetes, 
 Una dulce sonrisa iluminó su cara y besando la incipiente calva del Cholo, se sentó a su lado, cerró los ojos y suspiró con satisfacción. Dos días después recibió en su casa la visita de Alejandra, la wedding planner.

ALEJANDRA:  Bueno señora, le traje una lista de las cosas imprescindibles para un evento inolvidable: La isla en el Delta, la carpa, lanchas para transportar a los invitados, las invitaciones con la fotos de los novios, catering tipo finger food mexicano, moblaje para la carpa forrado en negro y dorado, barra de vinos, dos DJ para el baile y cuarteto de cuerdas para la cena, cortina de agua para proyecciones, disfraces onda gangsters del ’20, DVD filmados durante el evento para entregar como souveniers y panquequerías y heladerías instaladas en kioscos distribuidos en el parque. Ah! Algo muy importante: el desayuno es sin cargo y consiste en una gaseosa sin azúcar y un antiácido.

RELATORA: Yoly se había quedado muda, pero cuando Alejandra le entregó una tarjetita donde figuraba el costo del evento, un agudo ¡¡¡¿Cuánto?!!! Resonó en toda la casa, atravesó el jardín del frente y se estrelló contra el pavimento de la calle. Aquello significaba que no alcanzaría con el rollito del Cholo y debería recurrir a sus ahorros, cuidadosamente escondidos debajo del arroz, en el tarro del café. Al día siguiente, la conmoción se repitió en el shopping, cuando le dijeron el precio del vestido dorado bordado con piedras, pero ahí, por suerte aceptaban tarjeta en 12 pagos.  Los últimos días antes del 31 pasaban volando y Yoly tuvo que avisar del evento a la familia. Hubieron reacciones diversas:

CLOTILDE: Sos una desconsiderada, Yoly! Cómo me avisás recién ahora, ¿me querés decir cómo hago para encargar mi ropa en tan pocos días? Pero claro, seguro que la tuya ya la tenés lista hace meses. ¡Qué desconsideración!

SUEGRA: (resignada) Bueno Yoly, no te preocupes, el Hugo y la Tita alquilarán algo y yo, con el vestido de luto, me arreglo… Lo malo es tu cuñadita, que se marea en la lancha, esperemos que no vomite todo….

RELATORA: El último problema fue el de sus santos papis que le dijeron que si ella no les compraba la ropa adecuada, no podían ir, lo mismo que su hermanito, que vivía en bermudas y ojotas todo el año.  La única que no preguntaba nada sobre la cena del 31 era Celeste. Yoly pensaba que seguro ella creía que iban a pasarlo en casa de los abuelos, como siempre. Aquella noche esperaban a Celeste y Martín que habían avisado que pasarían “un minuto” 

YOLY: Cholo, cortá un poco más de salamín, que compré el que le gusta a Martín. ¿Vos creés que habrá llegado ya la hermana de Martín de Alemania? Es tan lejos… ¿Se quedarán en un hotel, o irán a la casa de los padres? No, que hotel… seguro que van a la casa, que debe ser enorme, con la plata que tienen… Pero ya van a ver cuando lleguen a la isla. Con la boca abierta los voy a dejar…

CHOLO: ¿Ya se lo dijiste a los chicos?

YOLY: (CON BRUSQUEDAD) No, se van a enterar ahora.

RELATORA: El Cholo asintió con la cabeza y agregó unos cubitos de queso y unas papas fritas al plato de los ingredientes. Entonces entraron Celeste y Martín. Ella, como siempre, una avalancha de besos y palabras, él, una mirada llena de amor y un silencio que lo decía todo. La muchacha no paraba de hablar y Yoly, que esperaba una pausa de su hija para hacer su maravilloso anuncio, se estremeció al escucharla hablar del 31.

CELESTE: Mamá, ¿me escuchaste?

RELATORA: Yoly se llevó una mano a la garganta, como para ayudar a las palabras a salir.

YOLY: ¿Qué, hija, qué dijiste?

CELESTE: ¡Nos vamos al Caribe, má! El avión sale en 2 horas. Martín me tenía preparada la sorpresa, por eso no les dije nada antes. Ustedes van como siempre a lo de los abuelos, no?. Bueno, les dan saludos a todos y les dicen que a la vuelta pasamos a tomar unos mates con la abu. Chau pá, un besote y cuidado con los cohetes; y vos, má, no comas mucho, cuidado con el colesterol. No me extrañen ¡Los quiero mucho!

RELATORA: Yoly quedó sentada, muda, hasta que el Cholo le alcanzó un vaso con vermut y un palillo con una rodajita de salame, al tiempo que le daba unas palmaditas en el hombro.  Recién entonces lo miró, alzó el vaso en mudo brindis, y dijo:

YOLY: Y bueno, lo siento mucho, pero como no hay tiempo para nada, este año se van a tener que conformar con un pionono de jamón y queso, y además, vamos a ir a lo de tu mamá, que tiene el patio grande y allí cabemos todos. Después la llamo, le cuento y le pregunto si quiere que la ayude con el tuco, porque si esperamos a la inútil de tu hermana, no comemos hasta Reyes…






























lunes, 19 de noviembre de 2018

CUATRO COMEDIAS CORTAS

 Otra de las comedias que escribió Silvia N. Martínez y que disfrutamos en el encuentro con las amigas en Bien Bohemio.


FIN DE AÑO


YOLY: Silvia Aymeri
MARTA: Alicia N. Rodriguez
SUEGRA: Estela F. de Lopa
CUÑADITA: María Rosa Spano


YOLY : Y como le contaba, Doña Marta, el 31 fuimos a lo de mi suegra.

MARTA: Pero .... ¿Otra vez?

YOLY: Y, si, pero uno de estos años me voy a plantar y le voy a decir al Cholo que yo no voy, que vaya él si quiere, porque por supuesto, la nena se va a quedar con la madre, o sea, conmigo

MARTA: ¡Por supuesto, faltaba más!

YOLY: Pero el muy desgraciado es capaz que va solo y encima, se hace la víctima delante de la familia. ¡Como disfrutaría la víbora de mi cuñada, la Clotilde (¿vio que ahora se hace llamar CLOÉ?) entonces podría decirle todo lo que opina de mi y que yo lo sé porque ella se lo cuenta a todo el mundo!

MARTA: Es cierto, yo también lo se porque ella se lo contó a Elsita, la peluquera de la otra cuadra . Vio? La que ahora se puso de socia con el Norberto Adrián, ese rarito que se tiñe el pelo de rosa...

YOLY: Claro, ahí fue a peinarse para el 31... de alto, como para un casamiento. Pero le sigo contando. Llegamos temprano,como a las 9, pero no tenían ni la  mesa puesta. Y ahí apareció mi suegra.

SUEGRA: Hola chicos! Que suerte que ya llegaron, Cholo, querido, me vvas a la estación de servicio a comprar más rolitos, porque con TANTA calor, la heladera no da abasto.

YOLY: Claro, como ellos no tienen freezer. Ahí apareció la vaga de mi cuñada, la más chica.

CUÑADA : Yoly, tomá el mantel y poné la mesa del patio, que yo me acabo de pintar las uñas.

YOLY: En el patio ya estaban jugando los varones de Clotilde, porque ella los había llevado a la tarde, para poder ir tranquila a lo de la Elsita, Y mi suegra la apaña y se los cuida. Habría que ver si yo le llevo a la nena para que me la cuide que me diría... Pero yo no le doy el gusto de decirme que no, porque para eso tengo a mi mami, que es una santa y siempre esta dispuesta a cuidármela.

MARTA: Es que madre hay una sola...

YOLY: Bueno, sigo, Lo primero que hice fue decirle a mi nena que no se juntara con esos malvivientes porque le iban a ensuciar el vestido de broderie blanco que yo me había pasado toda la mañana planchando con apresto.

MARTA: Si, pero el apresto no es lo mismo, lo bueno era el Colman, que dejaba todo tan lindo y durito, pero ya no se consigue...

YOLY: Cuando terminé de poner la mesa, ya el Cholo había puesto las bebidas en la bañadera con los rolitos y estaba comiendo un sanguchito de salchicha que le había dado la madre. Esa bruja, con el calor que hacía, empeñada en hacer el tuco y los ravioles caseros...

MARTA :Y ustedes que habían llevado para comer?

YOLY: Bueno, yo preparé un pionono de jamón y queso, que es lo que mejor me sale, y bien que todos se los comieron diciendo "Que rico, que livianito" Todos menos el Cholo y el Hugo, mi cuñado, (que es bueno, pero le da bastante al trago) Ellos no hacían más que decir que "Como el tuco de la vieja, no hay"

MARTA: Y si, en el barrio se dice que cocina muy bien.

YOLY: Bah! Como si fuese tan difícil hacer una salsita cualquiera y ponerle salchicha adentro...Pero lo pero fue cuando llegó la Clotilde con el inútil del marido. Se lo buscó calladito al pobre, como para que nunca diga algo aparte de "si, mi amor" Y se sentó al lado del Hugo, en el lugar que le correspondíaa la Tita, la esposa de él. Se la pasó contándole grandezas al hermano durante toda la comida, aunque, a decir verdad, al rato él ya no la escuchaba, con la mamúa que tenía, tanto darle al blanco "Porque estaba fresquito"....

MARTA: Y la nena? Jugó con los malvivientes, quiero decir , con los primos?

YOLY: No me hable! A las 11 ya se había manchado el vestido con tuco y los malvivientes le habían deshecho el moño del peinado, que le quedaba igual que a la Andreita del Boca cuando hacia la Andrea Celeste, bueno, por ella le pusimos Celeste a la nena...

MARTA : Y no había nadie más?

YOLY: Si, mi cuñadita había invitado al novio de turno(ya ni me acuerdo si es el 4° o el 5°) que está bastante fuerte, y no bien lo vió, la Cloé empezó a hacerse la vampiresa, hablándole bajito, para que el muchacho(que no debe ser ninguna joyita si anda con mi cuñadita), tuviese que acercarse a ella para oir lo que decía... y el inútil del marido, nada.

MARTA: Que vergüenza! Una mujer casada!

YOLY: Por suerte dieron la 12 y el Cholo descorchó el champagne porque el Hugo ya ni eso podía y brindamos todos por un Feliz y Próspero Año Nuevo. Lástima que no había sidra, que es más rica, pero la víbora dijo que era ordinaria y tuvimos que callarnos, porque la bebida la llevaba  ella.

MARTA:y el pan dulce ¿Quién lo llevó?

YOLY: El novio de mi cuñadita, pero no tenía almendras ni avellanas, pura fruta abrillantada. Seguro que se lo habían regalado en el trabajo....

MARTA:Ay, si, esos son incomibles, sirven para el mate, nada más.

YOLY: Bueno, pero al fin se acabron los cohetes de los malvivientes, el Hugo se durmió con la cabeza en el hombro de la Tita y el novio se llevó a mi cuñadita a saludar a los padres, bueno , eso dijeron, no se, asi que yo aproveché, agarré a la nena y le dije al Cholo que mejor nos íbamos, porque el 1° había que levantarse temprano para ir a lo de ami mamita.

MARTA. Claro, total, la fiesta se había terminado.

YOLY: Por supuesto y yo había quedado en ayudarla con el tuco, porque mi pobre mamita hacía dos días que estaba preparando los canelones de verdura. Eso, si, cuando llegamos a casa le dije al Cholo "Es la última vez que vamos a lo de tu familia para el 31. El año que viene, lo pasamos en lo de mi mamá"

















domingo, 11 de noviembre de 2018

ENTREGA DEL ABANICO A LA DAMA DEL AÑO




El sábado 24 de noviembre las Damas de la Orden del Abanico realizarán un encuentro en "Bien Bohemio" Sánchez de Loria 745 a las 17.00 hs. durante el transcurso del mismo se incorporará a la









                                      Sra. Haydée Sandel a la Orden 







                                                                                                            




 y se hará entrega a la Sra. María Josefina Salazar,






 el Abanico del año 2018, el Pin y el diploma que la nombra como Dama del Año.









Para culminar nuestro acto actuará el Hot Club de Boedo. 







La entrada es libre y podrán tomar un te´, gaseosas o cerveza con una consumición muy económica.

Las esperamos en

viernes, 5 de octubre de 2018

CUATRO COMEDIA CORTAS

Para entretenerse en el fin de semana les entrego la segunda de las comedias que escribió Silvia N. Martínez

"PILUSOS EN LA PLAYA"



GABY: GRACIELA CODESIDO
JOSÉ: ALICIA RODRÍGUEZ 
ABUELO: MARÍA  LAURA VILA
 ABUELA: ESTELA FAURE
SEÑORA: MARÍA ISABEL PEÑA 
RELATORA: SILVIA MARTÍNEZ

 Llegaron en tropel, cerca de las 11.  Era una mañana espectacular de mediados de enero y la temperatura amenazaba con batir récords. Elisa había elegido aquel balneario alejado para poder leer y estar en soledad. El pueblito cercano era minúsculo, y las  pocas casas que se alquilaban, quedaban ocultas unas de otras por altos médanos de manera que la aparición de aquella gente, la tomó por sorpresa. Buscó con la mirada en lo alto del acantilado y descubrió una traqueteada camioneta, en la que seguramente se desplazaban los recién llegados. Suspiró, resignada. Eran muy pocas las personas que bajaban a la playa y Elisa pensó que la inesperada visita no sería muy bien recibida.  Volvió su atención al grupo, olvidada ya del libro abierto sobre su falda.
Bajaban las escaleras en fila india y así continuaron hasta llegar a la playa. Tres chicos encabezaban la marcha. Los más chiquitos, sin dudas mellizos, tenían las manitos  llenas de palitas, rastrillos y los tradicionales baldes de colores. El mayorcito, de unos 8 años, llevaba bajo su brazo una especie de barrenador plástico, con forma de tiburón y los 3 usaban gorritos del tipo Piluso, de color rojo.
Los seguía un hombre bajito, de bermudas estampado, musculosa negra y el mismo gorro, pero en color verde rabioso. Arrastraba, más que llevaba, una vieja sombrilla de lona, con varillaje de madera, que debía pesar una tonelada y con el otro brazo sostenía varias reposeras desvencijadas. Sobre su espalda cargaba  una enorme mochila.
Detrás de él iba una mujer, tirando de un carrito maletero donde habían colocado una heladera portátil, que por el tamaño, parecía un freezer comercial, y sobre ésta, un brillante balde rojo de 20 litros, por cuyo borde asomaban un par de termos y un cajón con el equipo de tejos. Aunque bonita, le sobraban unos 25 kilos, que era más o menos el peso de lo que debía llevar en la heladera, por la forma en que el carrito se atascaba en la arena. Acalorada por el esfuerzo, se quitó una capelina de paja que lucía algo torcida y comenzó a abanicarse con ella, mientras le gritaba al hombre:

GABY: ¡Pará, José! Nos quedamos acá, que no puedo más y me estoy quemando los pies.

RELATORA: José se apresuró a dejar su carga en la arena y corrió a ayudar a una pareja de  abuelos que venía detrás de Gaby, cada uno llevando un sillón de lona plegable, de los de tipo “tijera”. Ellos también usaban Pilusos, pero de color amarillo canario.

JOSÉ: Dejen todo acá, que ahora lo armamos. ¿Dónde están la Daiana y el Catriel?

RELATORA: Elisa vio que esos nombres pertenecían a dos adolescentes que cerraban la marcha, alejados por unos metros y con caras de “yo no los conozco”, él haciendo malabares con una pelota y ella cargando sólo un bolsito de plástico trasparente sobre el hombro. Pero se notaba que eran de la familia por los Pilusos azul eléctrico de sus cabezas.

Una vez todos reunidos, comenzó una discusión entre los dos hombres mayores sobre la mejor manera de instalar la sombrilla.

ABUELO: Lo mejor es ponerla en la orilla, sobre la arena húmeda, porque hay mucho viento y la abuela estará más resguardada ahí. Dame la palita para hacer el agujero.

JOSÉ: Nada de eso, si la ponemos allá, la sombra no rinde nada y además, la puede levantar un golpe de viento, dame a mí la pala que yo tengo más fuerza.

ABUELO: Qué fuerza ni fuerza, es cuestión de saber ponerla, ¿Me vas a decir a mí, que hace como 50 años que pongo sombrillas en la playa?

RELATORA: Al fin ambos transaron en un peligroso ángulo de 45 grados y la abuela se apresuró a abrir su silla tijera y sentarse en el medio del círculo sombreado, mientras José extraía de la mochila una cantidad de toallas y toallones suficientes para instalar una tienda.
Por su parte, la gordita ubicó la heladera contra la silla de la abuela, volvió a  encasquetarse la capelina y procedió a sacarse el pareo hindú con hilos dorados que la hacía lucir como un cartel luminoso. Seguramente alguien le había dicho que las rayas afinan la silueta, pero olvidaron decirle que el “animal print” de cebra, no era lo mejor para su silueta.  Los rollitos asomaban por los bordes de la malla como queriendo ver el mar, pero ella, indiferente, se bajó los breteles, los ató a su espalda y se dejó caer en la reposera que José, solícito, ya le había preparado, la que crujió lastimosamente bajo su peso.

ABUELO: Vengan mellis, vamos a hacer un pozo enorme para sacar almejas, y después las vamos a guardar en el balde rojo con agua de mar. ¡José! Querés sacar los termos y el tejo del balde que es para las almejas…

ABUELA: ¿Quién quiere un sandwichito?

GABY: Nadie, abuela, no van a comer nada hasta la una, por lo menos. Y cuidadito que alguno abra la heladera antes del almuerzo. Le corto la mano!

RELATORA: Mientras, el nene mayor corrió hacia el mar, arrastrando su tiburón de plástico. La madre, sin moverse de la reposera, dejó de aplicarse bronceador en el rostro.

GABY: José, vigilalo  al Jonatán que se va al agua y no descuides a los mellizos. Y vos, Daiana, cuidadito con desaparecer como siempre. Abuela, usted no deje que el Catriel abra la heladera a cada rato, que nos vamos a quedar sin cubitos enseguida y usted, abuelo, póngase a la sombra ¿O se quiere insolar? 

RELATORA: La mujer buscó el mejor ángulo para cocinarse, colgó la capelina del brazo de la reposera y cerró los ojos, momento que aprovecharon la Daiana y el Catriel para hacerse humo.  Disfrutando del momentáneo silencio, Elisa volvió a su libro, pero la calma duró poco, quebrada por los gritos de una mujer furiosa, que traía a la rastra al Jonatán de una oreja y al tiburón en la otra mano.

SEÑORA ENOJADA: ¡La madre! ¡Quiero saber quién es la madre! Este demonio casi me quiebra la pierna con esa tabla de porquería…

RELATORA: A Gaby le tomó un segundo incorporarse y salir en defensa de su cachorro.

GABY: ¡La madre soy yo! ¿Se puede saber qué le pasa, “señora”?

RELATORA: Antes de que la mujer pudiera contestar, se escuchó un aullido estremecedor que parecía salir de ultratumba. Gaby no había advertido que, sobre lo que se paraba, no era un montículo de arena, sino la panza de José, semienterrado por los mellis y el abuelo. El aullido de José se mezcló entonces con el llanto del Jonatán, que tenía la oreja inflamada como una coliflor por las sacudidas de la ofendida señora, los gritos de Gaby y las palabrotas del abuelo, que veía derrumbarse el castillo de arena que estaba construyendo. A esta altura de los hechos, Elisa consideró mejor retirarse, antes de que comenzaran a tirarse con los sándwiches de milanesa, que seguramente atesoraban en la heladerita.

Cuando ya llegaba al límite de la playa, Elisa se volvió para dar un último vistazo a la bochinchera familia, pero solo pudo ver un grupo de Pilusos de colores, corriendo detrás de la sombrilla que rodaba alegremente hacia el mar, dejando tras de sí a la abuela, despatarrada sobre la arena.





jueves, 4 de octubre de 2018

CUATRO COMEDIA CORTAS

 El 1 de septiembre las Damas del Abanico se reunieron en Bien Bohemio para recordar las tardes de te y novelas presentando cuatro comedias escritas por Silvia N. Martínez y leídas por algunas de las Damas.
Con una nutrida concurrencia se escucharon : "Puntos de vista", "Pilusos en la playa", "Fin de año" y "Un 31 distinto".
Como intermedio musical se pudo escuchar a Isabel Allevato y Liliana Spano que con sus cálidas voces nos hicieron deleitar con canciones, tangos y boleros.
Para aquellas que no nos pudieron acompañar voy a publicar estas comedias así conocen la pluma de  la  Dama Fundadora, como solía llamarla nuestra inolvidable Grace,
"PUNTOS DE VISTA"
 Personajes:

Relatora: Silvia Martínez
Policía : Estela Faure
Colectivero: María Laura Vila
Jorgelina : María Isabel Peña
Cheta : Graciela Codesido
Enfermera : María Rosa Spano
 Ciego: Alicia Rodríguez
 Hija : Silvia Aimery 


  
RELATORA: Una tarde primaveral, llega a la comisaría 3º el conductor de un colectivo que acaba de colisionar con un particular.
OFICIAL: Bueno señor, acá está su declaración, léala y si está de acuerdo, firme sobre la línea de puntos.
RELATORA: Era su primer choque. Habían transcurrido casi cuatro horas desde el accidente, pero el colectivero aún sentía las piernas flojas. Constató sus datos personales, y más que leer, revivió el hecho…
COLECTIVERO: “Yo venía tranquilo por Santa Fe y al llegar a Callao aceleré, porque vi que se venía la amarilla. De golpe salieron, no sé de dónde, la vieja y el ciego, que se venían peleando y no miraban nada, y entonces tuve que dar un volantazo, y ahí fue que apareció el Mercedes, que cruzaba Callao… pero yo no lo toqué, la mina se metió sola en el maxikiosco de la esquina. Para mí que venía chateando con el celular y  encima se abatató con los gritos de la vieja…  Por suerte, en la unidad no hubo heridos… Solo el gordo del primer asiento, que se hizo pelota contra la vieja máquina de boletos que todavía no sacaron, vio como es la patronal, mucho bla, bla, bla pero nunca terminan de actualizar los coches. Ah!, y un pibe que iba parado, comiendo papas fritas y del susto, vomitó todo en el medio del pasillo, un asco. Bueno, yo firmo, y espero que en la terminal no me multen por el atraso, total, lo que importa es que la unidad salió ilesa.”
RELATORA: Mientras esto sucedía en la comisaría, en una lujosa habitación de la Clínica Principal, la conductora del Mercedes Benz recibía a una reportera de “Rostros”, que iba en busca de una primicia y le relataba así lo sucedido:
JORGELINA: Pero, por Dios, María de los Remedios, qué fue lo que pasó, por favor, contáme todo en detalle, pero eso sí, mi querida, hacélo rapidito porque me cierran la edición, viste?
SEÑORA CHETA: “Jorgelina, mi amor, vos sabés que yo aprendí a manejar casi antes de aprender a caminar, soy una experta, casi como era Delfinita Frers, te acordás?... Aquella chica tan paqueta, que iba siempre a la Mansa en enero, porque no soportaba los turistas que invadían todo Punta en febrero… Bueno, se hizo corredora de fórmula 1… o 2, bueno, no me acuerdo del número, no importa. Volviendo al accidente: No te puedo explicar qué fue lo que pasó. Yo iba a lo de Julita Echeverry Virasoro, que acaba de recibir unos cocoteros enanos del Cairo que son una locura, y al cruzar Santa Fe, con luz verde, porsu, veo ese monstruo amarillo y colorado que se me viene encima tratando de no aplastar a una anciana y un no vidente que peleaban entre sí, sin decidirse a cruzar Callao o subir a la acera. Seguramente algún problema familiar, ¿viste?  Hay gente a la que le encanta hablar en público de sus parientes… Fue en ese momento que a pesar de mi pericia de conductora, el tenducho ése de las golosinas quedó enfrente de mí y ya no pude esquivarlo. Me quedó el parabrisas lleno de pegotes de chocolate. ¡Qué horror, Jorgelina!”
RELATORA: La entrevista fue suspendida por la entrada de una enfermera. 
ENFERMERA: Por favor señorita, tengo que suministrar un sedante a la señora. Déjela descansar, que la hora de visita ya ha terminado.
RELATORA: La enfermera se dirigió luego al office, donde sus compañeras de piso tomaban un té mientras un televisor encendido mostraba un flash informativo con imágines del colectivo cruzado sobre Santa Fe y el Mercedes incrustado en el maxikiosco.
ENFERMERA: Miren, chicas ¡Ahí está el accidente de la cheta de la 305! A ver qué dicen…
NOTERO: Todavía hay dudas sobre lo que pudo haber sido una tragedia, porque no queda claro si el colectivo cruzó con luz amarilla o roja, eso lo decidirá la justicia, si es que hay justicia, no sabemos. Lo que sí sabemos es que los hechos tuvieron lugar a raíz del intento de suicidio de una pareja de ancianos, los cuales, seguramente jubilados imposibilitados de subsistir con sus magros haberes, habían decidido poner fin a sus penurias, luego de una larga vida en común, más de cincuenta años, seguro. De lo que tenemos plena certeza es que tanto el colectivero, como la distinguida dama conductora del importante coche alemán, han puesto sus propias vidas en peligro para salvar a los ancianos, de manera que no se han registrado víctimas en el incidente.
RELATORA: Esa noche, la hija del ciego llegó a casa de su padre muy preocupada, pensando que seguramente debía estar más golpeado de lo que le había dicho por teléfono, en especial después que algunas amigas le habían comentado lo que se veía en la tele.
HIJA: Papá, por Dios! ¿Qué fue lo que pasó? ¿Te caíste? ¿Te golpeaste? ¿No te rompiste la cadera?  Mirá que cuando doña Clara se cayó del colectivo no le dolía nada y a los tres días ya estaba muerta…  ¿Estás seguro que estás bien?
CIEGO: Tranquila, no tengo nada hija, te cuento lo que pasó. (Riendo) Resulta que yo estaba parado en la esquina de Callao y Santa Fe, al lado del puesto de flores que hay cerca del cordón, disfrutando del perfume de los jazmines, cuando de pronto una mujer me asió del brazo, obligándome a bajar el cordón. Sorprendido, traté de zafar, diciéndole que no iba a cruzar la calle. Entonces me di cuenta que la mujer era sorda como una tapia, y se había empeñado en cruzarme cualquiera de las dos avenidas, pese a mis protestas y forcejeos. No hubo manera de hacerle entender que yo no quería cruzar, que estaba simplemente esperando a tu madre, que estaba en el dentista, para ir después a tomar un tecito por ahí. En medio de la discusión se produjo el choque del  auto con el maxikiosco y escuché la tremenda frenada del colectivo, pero  te aseguro que del choque,  yo no vi nada.