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sábado, 27 de junio de 2015

ME DIVORCIÉ....


Si…. Desde hace mucho tiempo me divorcié de la amargura, de la tristeza, la envidia y el egoísmo. De los rencores, de las malas caras, de pensar mal de los otros, de las clasificaciones burdas y baratas de los seres humanos.
Me he divorciado de la soledad, de la ignorancia espiritual, de la hipocresía, de la falta de sensibilidad.
Me he divorciado de la mediocridad, de la arrogancia, y la petulancia de los atropellos, de pensar que soy mejor que los demás; me he divorciado de todo lo negativo que pueda privarme de ser una persona feliz y honesta conmigo mismo.
Me divorcié de la angustia y el estrés que produce buscar la aprobación de los demás, impresionarlos por la forma de vestir, por mi auto, donde vivo, como decoro mi casa, los sitios que frecuento.
No hago alharaca sobre cosas pequeñas, ni grandes. Hago mis propias elecciones, siendo dueño de mi mismo, sin dejarme gobernar por la vida social y el qué dirán.
Este divorcio me sirvió para aceptarme como soy, con mi físico y mi manera de ser.
Acepto también las cosas que me rodean, sin quejarme por ellas: el clima, el ruido, la gente ingrata, quejumbrosa, chismosa…Procuro no frecuentarlos mucho, para que no me desestabilicen. Todo forma parte del mundo natural y lo acepto como un niño que ve todo y no se ofende.
Me divorcié del sentimiento de culpa y de toda la ansiedad que se produce cuando se usan los momentos presentes, inmovilizándome por hechos que sucedieron en el pasado.
Reconozco que he cometido errores y trataré de no volver a repetir.
Me divorcié de lamentarme por lo que pasó y tampoco hago esfuerzos para hacer sentir a otros culpables. Así me deshice de mi pobre imagen y descubrí que es mejor aprender, del pasado, que quejarme  de lo que ya sucedió.
Estoy soltero de esos malos sentimientos y casado con la felicidad a la cual prometo serle fiel por el resto de mis días.
Es rico ser feliz y vivir esperando el nuevo día con expectativas de crear sueños, para luego despertar y comenzar a realizarlos, encontrar muchos amigos que están por todos lados esperando que lleguemos y digamos algo bueno. Soy feliz de poder hacer la diferencia aún en la distancia.
Saber que con mis palabras puedo  hacer sentir bien a alguien, que puedo extender mi mano y ayudar sin hacer tanta pompa… Simplemente soy  feliz de estar vivo y poder escribir.
Saber que a través de la red podré viajar sin necesidad de un boleto de avión, de barco o de tren, entregar mi afecto sin pagar exceso de equipaje.
Soy feliz de leer las historias de los amigos, saber que existen y que me recuerdan, me llena de alegría este hermoso sentimiento que encuentro en cosas tan triviales o banales para algunos y tan especiales para mí.