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domingo, 11 de febrero de 2018

HISTORIAS DE MUJERES DE LA HISTORIA : María Guadalupe Cuenca




UNA INCREÍBLE HISTORIA DE AMOR
MARÍA GUADALUPE CUENCA


                       


Esta historia de amor comienza en la actual Bolivia, mas precisamente en Chuquisaca. 1803… la ciudad colonial famosa por la Universidad, con sus blancas casas,  sus calles angostas y empedradas… tantas veces transitadas por el joven de nuestra historia: un muchacho de 24 años que, desde el Río de la Plata, llegó para realizar sus estudios universitarios: Mariano Moreno. 






Ya se ha doctorado en teología y ahora está cursando abogacía. Su habitual caminata se interrumpe. Se ha detenido sorpresivamente a observar con atención la vidriera de una platería. Obras de singular belleza se exhiben allí. Una imagen atrapa su atención. Es una miniatura.



 Y en ella la imagen de una joven. ¿Qué lo atrapa? ¿La delicadeza de sus facciones? ¿La mirada? ¿Qué lo magnetiza?  Cupido lo ha flechado. El impulso lo lleva a entrar al local y averiguar quién es la niña que atrapo su atención. El platero le da la preciada información: Maria Guadalupe Cuenca. Hace lo imposible por ubicarla. ¡Y la encuentra! La niña se enamora también de nuestro galán. Comienza así esta increíble historia de amor.




Se casan el 20 de mayo de 1804, teniendo ella 14 años. La tarea de Moreno en defensa de los nativos hace que deba abandonar Chuquisaca. Al año siguiente llegan a Buenos Aires con su hijo Marianito, de ocho meses.
Asume como secretario de la Primera Junta y entre múltiples actividades funda el periódico “La Gaceta”. 


Las diferencias con puntos de vista que no compartía con el presidente –don Cornelio Saavedra-  hicieron que aceptara una misión diplomática en Londres.




 Moreno debió embarcarse el 25 de enero de 1811. La política separó a los enamorados.



Se cuenta, que poco tiempo después, Guadalupe recibió una encomienda anónima que contenía un abanico de luto, un velo y un par de guantes negros.




Mariano Moreno murió misteriosamente en alta mar el 4 de marzo de 1811.
¿Quién le avisa al corazón de Guadalupe lo ocurrido a su amado? ¿Qué la impulsa a escribirle a Mariano?  Tan acostumbrados actualmente al celular, mail, teléfono fijo, chat, y demás aportes de la tecnología para comunicarnos más rápida y eficientemente, olvidamos que todos estamos comunicados y que el amor es el más sutil, eficaz y contundente medio. Supera tiempo y espacio. Ese intenso amor la empuja a escribir diez días después la primera carta de amor:


                                        14 de marzo de 1811

Mi querido y estimado dueño de mi corazón:

Me alegraré que lo pases bien y que al recibo de ésta, estés ya en tu gran casa, con comodidad, y que Dios te de acierto en tus empresas.
Tu hijo y toda tu familia quedan buenos, pero, con muchas fluctuaciones y el dolor en las costillas que no se me quita y cada vez va a más: estoy en cura, me asiste Argerich. Se me aumentan los males al verme sin vos y de pensar morirme sin verte y sin tu amable compañía, todo me entristece. Las bromas de Micaela me enternecen porque tengo el corazón más para llorar que para reír, y así mi querido Moreno, si no te perjudicas, procura venirte lo más pronto que puedas o si no hacerme llevar, porque sin vos no puedo vivir.
La casa reaparece sin gente. No tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste, sin tener tu mujer y  tu hijo que te consuelen y participen de tus disgustos. ¿O quizá ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna inglesa, acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios.
Tu mujer que te ama más que a sí misma.  

                                                                              Guadalupe



Le escribirá once cartas más que Moreno nunca recibirá.


                                             
                                                                                                                      En agosto, desde Londres, Manuel Moreno -su cuñado- 
 le escribe para anunciarle a Guadalupe que Mariano murió envenenado, un 4 de marzo de 1811.







Cuentan que don Cornelio Saavedra dijo al enterarse de la noticia:”hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”. A casi 200 años, me permito disentir con el presidente de la primera Junta del Gobierno patrio: la pasión que el  Dr. Mariano Moreno mostró tanto en sus ideales como en el amor, no se apagó en las aguas del Atlántico. Perdura encendida y esa llama se aviva cada vez que compartimos con alguien esta historia de amor increíble que incluye también ideales que nuestra patria, nuestra América, aún no concretaron.
                                                                    

                                                                     PROF. MARTA SANCHEZ
                                                                                  Noviembre 2009 


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